miércoles, 28 de mayo de 2008

Rodolfo Walsh: hombre, periodista y militante.






Pense que había subido mi crónica sobre la muestra de Walsh. Pero no, aquí está.



Desde la planta alta del ágora se puede contemplar una vista panorámica de los paneles que miden aproximadamente 2 metros de altura. En ellos están impregnadas fotos y frases de Walsh y de quiénes escribieron sobre él. Esa obsesión por la verdad que está tan presente en Rodolfo y que recorre toda su vida, se ve reflejada en la muestra. Él combatió a la dictadura militar hasta el último momento de su vida.
Los militares de 1976 fueron los más violentos, homogéneos y herméticos de todos los tiempos. Silenciar a la prensa se convirtió en un objetivo expreso, y todos los espacios se cerraron para la divulgación de la realidad. Pero a él no le importó; no le interesaba asumir responsabilidades en cuanto a su trabajo en la prensa clandestina, era el más capacitado, sabía descifrar claves militares y era un maestro para generarlos. Logró romper el bloqueo a la información. Así murió, el 25 de marzo de 1977, después de entregar las copias de la tan famosa carta a la junta; cayó en una emboscada del pelotón de la ESMA y, como con toda la lucha de su vida, se resistió y lo fusilaron en plena calle.
Aproximadamente 67 paneles son los distribuidos por el ágora de la Universidad de Quilmes, con un profundo impacto fotográfico y emotivo. Está a cargo de la Universidad Nacional de Periodismo y Comunicación de La Plata; así lo indican dos especies de banderines colgados de la entrada a la muestra: “La sublevación de la palabra”. Se inauguró el cinco de Mayo, con un poco más de barullos que de costumbre, Protagonizada por el Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes, Mario Lozano, quien estuvo reemplazando al Rector de la Universidad, que no pudo estar presente, porque tenía obligaciones más importantes que atender y, por último, el Vicedecano de la Universidad de Periodismo y Comunicación de La Plata. La inauguración estuvo presenciada por poca gente, y algunos hasta no entendían los fragmentos de “Operación Masacre” que eran leídos por una locutora, la cual escuché trabaja en el noticiero de C5N (con una hermosa voz, por cierto) que sonaban a la par de un violín tocado en vivo.
“Interpeló a la sociedad civil como aún hoy no se ha interpelado”, comunicaba Alfredo por el micrófono refiriéndose a la participación de Rodolfo en la dictadura, su acción y actos de resistencia, práctica profesional comprometida… en definitiva, su militancia.
La muestra, una especie de laberinto, recorre los aspectos que caracterizan la vida de este héroe (escritor, periodista, político y hombre) como fue llamado en la presentación de la muestra por Mario. Héroe lamentablemente en un país en el que muchos solemos encontrar más defectos que virtudes.
Por último, el vicedecano haciendo hincapié en su función de periodista, afirmó que “su figura nos obliga a elegir cuál es nuestra verdadera función como estudiantes de periodismo y comunicación”, llegando a la conclusión de que nuestra función como profesionales es la de cambiar el mundo, pero recordando que Walsh estuvo inserto en otro momento histórico y político.
Como cierre escuchamos el fragmento: “La Matanza”, que en algunos momentos hasta ponía la piel de gallina, o como mejor lo expresó el invitado platense, producía ganas de apurar el texto y avanzar en las secuencias, sintiendo que apurándolo el final de “Operación Masacre” terminaría diferente.
“Tristes por el color”, así me las definió Rodrigo, un amigo, las imágenes en blanco, negro y sepia. Con un aspecto muy humano, de un gran luchador por la verdad y la justicia.
Me llamó la atención que mucha gente no conociera nada de su obra, pero sí mucho de su valerosa vida. Mientras recorría los recovecos del juego de ajedrez de Walsh, o las peceritas que mantenían en su interior los lentes, cámaras y revistas de aquella época, gente conocida y no tanto se interesaba en parar y mirar la muestra, algunos sin haber leído nada, otros sólo habiendo leído la carta a la junta militar, pero muchos reconociendo y valorando la vida del escritor. ¿Qué haría que pararan a observar? Aparte de que era algo contundentemente grande e inevitable de ver, Rodolfo Walsh, el hombre, el militante, el escritor y periodista merece una introspección profunda acerca de qué es lo que queremos ser, y qué pretendemos de nuestro país para las generaciones futuras.

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