Considera que el hombre transmite su experiencia a través de la narración, cuyo mejor lugar de escucha, está ubicado en la figura del trabajo artesanal. Refiriéndose al hecho de la transmisión oral de experiencias vividas por los viajeros, en distancia con los hechos y en distancia geográfica también. El poder transportar al oyente hacia ese lugar que nos ha marcado de por vida.
Hoy en día todos esos relatos se han perdido, ya no hay una trasmisión oral de experiencias, ya no hay más sabios que guíen nuestras conciencias para atravesar el mundo que nos rodea. Su conclusión es que los grandes relatos se han roto.
Pensar en las posibles narraciones de hoy en día, es pensar en el atravesamiento de la experiencia misma, narrar nuestros propios sueños. Hoy en día no hay lugar común para esos grandes relatos. Estamos rodeados de muchas perspectivas diferentes y tantos puntos de vista que se hace imposible la forma de narración tradicional.
Benjamin dice: “Es como si una capacidad, que nos parecía inextinguible, la más segura entre las seguras, de pronto nos fuera sustraída. A saber, la capacidad de intercambiar experiencias.”
Utiliza como ejemplo la narración a Leskov, que a través de su recorrido por Rusia narra sobre sus experiencias.
Es como si a través de la posibilidad de la imprenta, y de esta nueva sociedad más secularizada se hubiera perdido el arte de narrar. Surgiendo el nuevo género de la novela, el individuo separado del resto, al contrario del narrador, que cuenta su experiencia a quienes lo rodean, y de ésta manera sus oyentes, a partir de una atención constante, transmiten esos conocimientos a otros.
¿Será cierto que se perdió el arte de narrar? ¿O cambiaron las sociedades y por ende las formas?, ¿Ahora, más que antes la gente no se comunica mejor y está más enterada de las cosas que suceden a su alrededor?
Hoy en día todos esos relatos se han perdido, ya no hay una trasmisión oral de experiencias, ya no hay más sabios que guíen nuestras conciencias para atravesar el mundo que nos rodea. Su conclusión es que los grandes relatos se han roto.
Pensar en las posibles narraciones de hoy en día, es pensar en el atravesamiento de la experiencia misma, narrar nuestros propios sueños. Hoy en día no hay lugar común para esos grandes relatos. Estamos rodeados de muchas perspectivas diferentes y tantos puntos de vista que se hace imposible la forma de narración tradicional.
Benjamin dice: “Es como si una capacidad, que nos parecía inextinguible, la más segura entre las seguras, de pronto nos fuera sustraída. A saber, la capacidad de intercambiar experiencias.”
Utiliza como ejemplo la narración a Leskov, que a través de su recorrido por Rusia narra sobre sus experiencias.
Es como si a través de la posibilidad de la imprenta, y de esta nueva sociedad más secularizada se hubiera perdido el arte de narrar. Surgiendo el nuevo género de la novela, el individuo separado del resto, al contrario del narrador, que cuenta su experiencia a quienes lo rodean, y de ésta manera sus oyentes, a partir de una atención constante, transmiten esos conocimientos a otros.
¿Será cierto que se perdió el arte de narrar? ¿O cambiaron las sociedades y por ende las formas?, ¿Ahora, más que antes la gente no se comunica mejor y está más enterada de las cosas que suceden a su alrededor?
1 comentario:
gracias, muy buen articulo, y sobre la pregunta final si nos comunicamos mejor, diría que comunicar mas no es comunicar mejor, si Benjamin sufria con la muerte del arte auratico, hoy que la cultura ya es literalmente una pantalla, lo llevaría al suicidio.
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