jueves, 12 de junio de 2008

Reflexión sobre el género narración.

Qué difícil que me resulta hacer un cuento o narración. Primero por la no costumbre y después por no tener esa capacidad que tienen los autores de narración, de escribir pensando en una historia explícita y una segunda historia, a la cual hacía referencia Piglia. Esa historia no contada explícitamente, es difícil de entremezclar en la narración.
No sólo se trata de poder escribir el género, leerlo también es muy importante, porque necesita de la imaginación del lector para sobrevivir. Como vimos en los cuentos de Carver, por ejemplo, en “¿Por qué no bailais?”, se necesita de la atención expectante del leedor para poder lograr un cierre de la historia, sino es algo superfluo y sin sentido, una narración que pasó a la luz de nuestros ojos y nada dejó.
Esto seguramente se deba a lo que dicía Benjamin sobre el narrador, que se ha perdido ese arte tan preciado e importante en la vida de uno. Puede ser que como seres sociales nos encontremos totalmente contaminados por la inmediatez de la información, y la imposibilidad del funcionamiento de la imaginación. No creo que sea algo tan generalizable como hace referencia este autor, hay mucha gente que se dedica a narrar historias y lo hace de manera muy significativa. Pero lo que sí es cierto, y que me hace estar de acuerdo, con un autor tan crítico como Benjamin, es que las nuevas generaciones, están cada vez más apartadas del saber leer y escribir de manera sintética, analítica y crítica. Estas nuevas generaciones, a las cuáles también pertenezco, se encuentran más enajenadas de estas sabidurías, de las historias que pasaban de generación en generación, haciendo reflexionar a uno sobre el mundo, tanto interior como exterior de las cosas. Hoy en día la gente vive descreída de lo que sucede a su alrededor, producto de la cultura de masas.
Pero bueno, de esto y mucho más seguramente hablaré en mi ensayo, por eso no sigo con las críticas.

1 comentario:

Celia Güichal dijo...

Pasé por aquí, leí tus comentarios... son puntas de un ovillo para seguir pensando... buenas puntas,
saludos,
Celia